21 de febrero de 2015


El líder de la Serie A ganó su partido del viernes contra el Atalanta por dos goles a uno en otro partido gris de los pupilos de Allegri, que pierden por acumulación de tarjetas a Lichsteiner para su duelo de la semana que viene contra la Roma.



El encuentro comenzó en la línea de todos los anteriores de los bianconeri, con un ritmo lento y una circulación de balón sin muchas ideas más que las pizcas de magia que pudieran poner Pogba o Pirlo. El equipo turinés está atravesando las últimas semanas un mal momento en lo que se refiere al juego, con un Pirlo en horas bajas, un Pogba que parece pensar en su salida en verano y un Vidal que no es ni la sombra de lo que fue la temporada pasada.



Estos problemas se hacen más evidentes ante un partido como el que planteó en Atalanta: los de Bérgamo metidos atrás, con las líneas juntas y esperando a poder salir a la contra y sorprender a los locales. La Juve tenía la pelota pero no era capaz de transformar su posesión en ocasiones claras de gol. Mantenían el dominio pero pocas veces el joven portero de los visitantes tuvo que emplearse.



Todo empezó a complicarse cuando en una contra tras un despeje fallido de Pirlo le caía el esférico a Baselli y a bocajarro disparaba y obligaba a Buffon a emplearse a fondo para despejar a saque de esquina. Fue precisamente en ese corner cuando Migliaccio se adelantó a todos en el primer palo y cabeceaba al segundo palo, consiguiendo el premio del gol para el Atalanta.



El partido comenzaba a parecerse preocupantemente al de la semana anterior frente al Cesena: una Juventus apática y sin mucho criterio con el balón ante un rival que esperaba atrás y que tras una acción al contragolpe conseguía meter el miedo en el cuerpo al equipo de Allegri. Sin embargo esta vez iba a reaccionar el equipo, otra vez con un pase de Pogba que dejaba sólo a Cáceres frente a Sportiello, pero el uruguayo no acertaba a marcar y el portero despejaba a corner. A balón parado tenía que llegar la reacción, tras un cabezazo y una posterior parada de Sportiello, el balón quedaba suelto y se formaba un barullo para que alguien pudiera controlarlo, Llorente era el más listo de la clase y conseguía empujarla hacia las redes poniendo el uno a uno.
Corría el minuto 38 y en el minuto 44, al borde del descanso iba a aparecer el faro de la Juve para soltar un zapatazo bárbaro que se colaba por la escuadra y, sin merecerlo demasiado, Pirlo ponía a los juventinos 2 a 1 antes de llegar al túnel de vestuarios. 



La segunda mitad transcurrió sin grandes ocasiones y con los locales con ganas de que finalizara el partido para poder centrarse en el compromiso del martes ante el Borussia, un encuentro que servirá realmente para evaluar la crisis de los de Turín.

Escrito por: @Jorge_MV_

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