29 de junio de 2015

Steven Gerrard ha tomado la decisión más difícil de su carrera, tras 17 años vistiendo la camiseta de sus amores, abandona al Liverpool para embarcarse en una aventura por los Estados Unidos. No sé si habrá cosa más dura que despedirse del ídolo de infancia, pero es algo, que como la muerte misma, es parte de la vida. De forma fácil y con sentido se puede decir que Gerrard llegó a cumplir el sueño de su vida. El capitán que le juró lealtad a su equipo en sus buenos y malos momentos, Steven Gerrard pudo salir de Anfield cuatro, cinco o seis veces, varias de ellas a un equipo dirigido por José Mourinho, quien nunca oculto su deseo por ficharle: “Intenté ficharlo en el Chelsea, en el Inter y en el Real Madrid". A lo cual el eterno capitán dijo: "Mourinho fue la razón por la que estuve tentado en un par de ocasiones, pues es el mejor entrenador del mundo, pero él sabía que no podía hacerlo: amo al Liverpool. Siempre significa más cuando ganas para tu gente“. Steven pudo partir a clubs más ganadores, ganar todo lo que con el Liverpool no pudo, entrenar con los mejores jugadores del planeta, ser dirigido por los técnicos más grandes de la época, pero él eligió la lealtad a un equipo.

Pudimos nacer en otra epoca, pero la figura de Steven Gerrad es necesaria en nuestra vida. No importante, necesaria. Quienes se dieron el gusto de ver al centrocampista más completo de Inglaterra, teníamos que aprender cómo debe comportarse un capitán y cuándo uno tiene que tomar responsabilidades; saber que se puede ganar poco, eligiendo bien y seguir siendo historia. Necesitábamos comprender que se puede llegar a ser el mejor sin ser el mejor: Gerrard no era de mucho marketing y publicidad, pero esa fue su mejor cualidad, parecer un futbolista normal, nos convenció de que para ser un verdadero fuera de serie apenas había que intentarlo.

Muchos tuvieron la dicha de ver a Maradona, Pelé, Beckenbauer y podría mencionar así a muchos nombres, pero yo, yo tuve la dicha de ver pases largos puestos al pie, prender el balón como llegue y meterla, no dejar de motivar nunca, carácter, sencillez y temple al enfrentarse a jugadores de talla, fe hasta el último minuto, y amor por la camiseta, amor por lo que es y por lo que podría ser y no por el dinero, está podría ser una forma corta de describir al gran Steven Gerrard.

Quizás la vida y el fútbol fueron injustos con él, le toco liderar en una de las épocas más lamentables del club inglés y cuando más cerca estuvo de lograr el titulo que tanto ansiaba, un resbalón le impidió ganar su gran anhelo, la Premier League. Ojalá le hubiera tocado la suerte de Puyol o de Maldini, ganar y morir con tu equipo, pero ya ven, la vida es injusta muchas veces.

Gerrard cierra una de las más grandes historias de amor que si, quizás no fue perfecta, pero difícilmente pudo ser más bonita.


Escrito por: @pepe_hack_trick

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