El conjunto londinense se está dando cuenta que la capacidad de su actual estadio (unos 40.000 asientos) comienza a resultar insuficiente, dada la gran cantidad de seguidores que ha conseguido luego de que el club pasase a manos del multimillonario ruso en junio de 2003, con la consecuente obtención de títulos como por ejemplo la Uefa Champions League de 2011/12 cuando derrotó por penales en la final al Bayern de Múnich en el Allianz Arena.
Frente a esta situación, los directivos han tomado cartas en el asunto y, si bien las obras todavía no tienen fecha de inicio establecida, han decidido ampliar la capacidad del estadio a más de 60.000, para lo cual se cree que el proyecto tendrá una duración aproximada de tres años.
Naturalmente, el Chelsea deberá buscar un estadio acorde a sus aficionados durante el tiempo que Stanford Bridge esté inutilizable. Los que se barajan son dos: el mítico estadio de Wembley, que actualmente es utilizado especialmente para la selección inglesa y para los partidos definitivos en estadio neutral, y el de Twickenham, el cual se utiliza exclusivamente para la práctica de rugby.
Más aún, el propio Roman Abramóvic ha mandado a hacer una encuesta respecto a la viabilidad del proyecto, así como una predicción del dinero que ingresará a la institución con la venta de entradas para las próximas temporadas. Por este motivo, no debemos sorprendernos si en las próximas semanas aparecen noticias respecto a este ambicioso (y necesario) proyecto de remodelación.
Escrito por: @rodriisvarz10