8 de diciembre de 2014

 
Regresaba Andrea Stramaccioni al Giuseppe Meazza, aquella que fue su casa desde el 4 de abril de 2012 hasta el final de la campaña de 2013. De interino neroazzurri a líder de una nave interista con más lágrimas que sonrisas, con menos luces que sombras. Por primera vez en 14 años, Stramaccioni dejó al Inter fuera de Europa. Año y medio después, y con su sucesor Mazzarri destituído, la situación no es mucho más alentadora en el conjunto de Roberto Mancini. Ni la marcha de Moratti, ni la llegada del multimillonario indonesio Erick Thohir han conseguido cambiar la marcha de un equipo desahuciado, que naufragó, una vez más, en la 14ª jornada de la Serie A italiana.
 
"No fue culpa mía", se dirá a sí mismo el bueno de Andrea. El tiempo, sabio como ninguna mente humana, pone a cada uno en su sitio. Stramaccioni y su Udinese, a dos puntos de Europa. El Inter, duodécimo en la tabla del calcio. Comenzaban los locales incisivos, con un gran juego colectivo que obligaba al Udinese a retroceder en su mitad de la cancha. Combinativos y ofensivos, los de Mancini parecían otorgar un cierto grado de esperanza a los 40.000 espectadores del Meazza. Rodrigo Palacio tuvo en sus botas la ocasión más clara de la primera mitad, estrellando un balón al travesaño en el área pequeña de Karnezis. El Udinese, acorralado, intentaba buscar en el veteranísimo Di Natale la oportunidad de salir al contragolpe, aunque sin excesivo éxito.
 
El fútbol, esta vez, fue justo con el Inter y al filo del descanso, el ariete argentino Mauro Icardi definió de manera magistral ante la salida de Karnezis, poniendo a los locales por delante en el marcador, gracias al buen hacer de los Kuzmanovic, Kovacic, Palacio y compañía. Sin embargo, la segunda mitad se convertiría en la cruz para los interistas. Los bianconeri, conscientes de la necesidad de remontar, se hicieron con el control de la posesión en el segundo acto. A pesar de ello, el Inter amenazó con sentenciar la contienda con un par de córners peligrosos que provocaron las dudas en la defensa visitante. Pero, paradojas del fútbol, las dudas se cambiaron de bando y el Inter empezó a sentir el peligro en la figura de Bruno Fernandes, quien envió un remate de cabeza al saque de un córner ligeramente desviado. Dos minutos después, el portugués no perdonó una excelente combinación ofensiva de los de Udine para poner el empate en el marcador.
 

La reacción del Inter no se hizo esperar, y Mateo Kovacic tuvo en sus botas la oportunidad de adelantar de nuevo a los neroazurri. Sin embargo, su disparo se marchó rozando el poste izquierdo. Fue entonces cuando se produjo el cambio que dinamitaría el partido. Stramaccioni decidió sustituir al capitán Di Natale y dar entrada a Cyril Thereau, que no tardó ni siete minutos en dar la razón a su técnico. Tras varios avisos de los visitantes, el francés aprovechó una cesión garrafal de Palacio a Handanovic para regatear al esloveno y tomar el Meazza. Los de Mancini intentaron reaccionar, pero su versión más pésima e inoperante se había hecho patente en los locales. El Inter, que no ha ganado ninguno de los tres partidos que ha disputado con su nuevo técnico en el banquillo, volvió a naufragar. Esta vez, la culpa sí fue de Stramaccioni.

 
Redactado por David Gómez (@DavidGmez99)
 

 

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