13 de abril de 2015


El Barcelona se ha dejado dos puntos en su visita a Nervión, en el partido quizás más difícil que tenía de aquí a final de liga, ante un Sevilla que volvió a demostrar que, en casa, es invencible, con una grada entregada y a la que le brindaron una "remontada" para salvar un punto y mantener la imbatibilidad intacta. Messi y Neymar, con dos golazos, abrieron la lata, pero Banega antes del descanso y Gameiro en la segunda parte, dejaron con mal sabor de boca a los de Luis Enrique. 

                                          Caras largas en un Barça que se dejó 2 puntos.

Gran partido de fútbol el que protagonizaron Sevilla y Barcelona en la tarde del sábado para degustar con un clásico de la liga que deja a los azulgranas líderes pero con dos puntos menos de ventaja sobre su competidor, el Real Madrid, y a los sevillistas con las mismas aspiraciones de cazar una plaza que dé acceso a la liga de campeones. Un partido que desde la jornada previa intersemanal se presentaba crucial para la determinación final del campeonato, ya que la visita del líder de la liga a un estadio inexpugnable, se antojaba como jornada crucial para su eterno rival ( el Real Madrid ) de recortar puntos con el cuadro catalán. Y así fue, y no será porque el Barcelona saliese dormido ni mucho menos, sino porque el encanto, el duende, la magia que tiene el feudo sevillista, y la casta, el coraje y el pundonor ( por no decir otra cosa ) que le ponen sus jugadores, dejaron un empate a 2 en un choque que el conjunto de Luis Enrique dominaba en la primera media hora por 0-2. 
Ambos técnicos sacaron todas sus cartas desde el inicio, pero mientras el Barça atesoraba más, bastante más calidad en el once titular, el banquillo al que podía acudir Unai Emery tenía más garantías que el que le ofrecía Luis Enrique. Un Sevilla que salió con Rico bajo palos, seguro todo el choque y atento a las incursiones azulgranas, con una defensa formada por el capitán Coke, Pareja y Carriço como pareja de centrales y Tremoulinas en el lateral izquierdo. En el medio, volvía Banega, que formó pareja con el polaco Ktychowiak, y por delante ese gigante valenciano que Emery se ha inventado como media punta de enlace entre la defensa y el ataque, Vicente Iborra, que junto a Vitolo y Aleix Vidal por bandas y Bacca arriba, conformaban el once hispalense.

Muy distinto fue el once y la actitud de los jugadores de Luis Enrique respecto a su último partido de liga ante el Almería en el Camp Nou. Volvieron varios para formar, un once de gala, sin Mascherano, pero con Jeremy Mathieu para frenar las contras del Sevilla y la velocidad de Bacca. Con Bravo bajo palos, Alves en la derecha, Piqué que volvía al eje de la zaga, junto al francés y en el lateral izquierdo también volvía Jordi Alba. tras su periplo de lesión. En el medio, un inconmensurable Busquets formaba trío con Iniesta y el croata Ivan Rakitic, que volvía a la que fue y será siempre su casa y donde fue el protagonista en el post partido, del que luego hablaremos.
Arriba, nada nuevo, o por lo menos, nada nuevo, en las citas importantes, tridente de lujo con Neymar, Suárez y Leo Messi.
Con el valenciano Martínez Munuera impartiendo justicia, y con un Pizjuán abarrotado hasta la bandera, haciendo una demostración de señorío y de animación como en las grandes noches sevillanas, con 43000 gargantas rojiblancas, el espectáculo estaba servido en la Avenida Eduardo Dato de Sevilla. 

                                       Ambiente de gala para recibir al líder en Nervión. 

El partido comenzó con un dominio absoluto del conjunto visitante, que apoyado en un brutal Iniesta y las conducciones por banda tanto de Neymar como de Leo Messi, superaban a un Sevilla que salió impetuoso pero que se rendía ante la calidad y manera de tocar la bola del conjunto azulgrana.
En los primeros minutos, tanto Leo Messi como Andrés Iniesta lo intentaron pero sendos remates, desde fuera del área, fueron bloqueados por el guardameta nervionense, que hace 4 meses jugaba en 2B y en la tarde noche del sábado se medía a jugadores de quilates de calidad, pero no se mostro superado en ningún momento. Pero, el que si se supera día tras día y sobre todo en las grandes ocasiones cuando su equipo lo necesita es el mejor pie izquierdo del mundo, el de Lionel Messi, que tras una jugada en conducción del brasileño Neymar, recibió el balón en el interior del área para, con un simple y leve vistazo alojar el balón en la portería sevillista, lejos de los dominios de Rico, que no pudo ni iniciar una acción para intentar atajar el partido. Primer cuarto de hora, el Barcelona por delante, jugando a un alto nivel futbolístico, en un escenario grande, contra un rival que en casa es fuerte, y marcando su estrella, pocos escenarios se me ocurren mejor para el conjunto culé. Precisamente todo lo que se le pedía que sacara a relucir al conjunto de Luis Enrique. Un Lucho que le pedía a los suyos más, pues un 0-1 no es síntoma para estar tranquilos sino para incitar al rival que despierte. Y el Sevilla seguía dormido bajo los encantamientos del conjunto catalán, que seguía apoyándose en Iniesta, Rakitic, y un repito, INCONMENSURABLE Busquets, que cortaba todos los balones que pasaban por su zona. Messi enganchaba con Neymar, Neymar con Suárez y el Barcelona se divertía sobre el tapete del Sánchez Pizjuán, con un Neymar que bailaba al son de la pelota, marchándose de Coke, Krychowiak y poniendo en continuos apuros a la defensa nervionense. Con tal escenario, sólo podía llegar lo que llegó, el segundo gol azulgrana. Una falta que señaló el colegiado de Krychowiak sobre Suárez, es lanzada por Neymar, al que Leo le dejó probar fortuna, y valla si fue fructífero el tiro, ya que el brasileño alojó el balón en las redes de Sergio Rico, con un disparo bello, preciso, superando la barrera, y al alcance de muy pocos jugadores.
0-2, primera media hora para enmarcar en Nervión y el Barça que firmaba una seria candidatura a hacerse con el campeonato. 

                               El Barça bailó al son de Neymar y Messi en la primera parte. 

Pero, si algo hace el Sevilla en su estadio, es no rendirse ante ninguna adversidad, por muy líder de la liga que fuese. Y tiró de orgullo, y levantó la mirada, y vio como los 40000 sevillistas seguían animando a pesar del resultado, y se fue para delante. En uno de los últimos balones disputados en la primera parte, Vitolo enganchó con Banega, que ante la pasividad de la defensa para bloquear el tiro, probó fortuna, batiendo a Claudio Bravo desde larga distancia. Quizás el guardameta chileno pudiese hacer algo más, pero el 1-2 ya estaba instalado en el luninoso del Pizjuán para delirio de los sevillistas, que se vinieron arriba y espolearon a su equipo para creer en que se podía hacer algo más. Antes de encaminar el túnel de vestuarios, Messi tuvo el 1-3 para volver a distanciar al Barcelona en el marcador, pero la falta, en idéntico lugar que Neymar había marcado antes. fue sacada, esta vez sí, por Sergio Rico, a córner. Final de los primeros 45 minutos, y la sensación de que el Barça se iba al vestuario con un resultado corto para los méritos realizados, y un Sevilla con vida para encarar una segunda parte cargada de emociones.


La segunda parte deparó muchos cambios, primero en el trasncurrir del partido, con un Sevilla menos temeroso, más valiente, y que salió a intentar hacer el empate ante un Barcelona que quería frenar el ímpetu de los de Nervión a base de control del juego y de mantener la posesión en su poder. Una posesión que en la primera parte rozó el 74% para los visitantes, una clara demostración del dominio culé en la primera parte. En los segundos 45 minutos todo cambió, Iniesta seguía haciendo de las suyas y en una pared con Suárez remató a bocajarro pero Sergio Rico atajó el balón dejando muerto el rechazo para que el uruguayo, nada afortunado en la tarde sabatina, la mandase por encima de la portería sevillista. Otra ocasión perdida para cerrar un choque que más tarde acabarían pagando.
Neymar seguía actuando como en el primer tiempo, pero Coke, y las ayudas de Vidal, que es un AUTÉNTICO PULMÓN, bloqueaban las acciones brillantes del brasileño. Leo Messi ya no entraba tanto en juego, y el Sevilla intentaba con continuas entradas por banda de Tremoulinas y Vidal pero sin remate de los hombres de ataque, como Bacca, que tuvo el 2-2 pero, su remate se fue alto de la portería de Claudio Bravo. Emery actuó, pronto, y eso gustó a Nervión, ya que se le achacaba al técnico vasco sus temerosas actuaciones contra los equipos grandes de la competición. Quitó a Iborra, ovacionado, y entró Mbia, que sostuvo las pocas ocasiones del conjunto visitante y ayudó a Krychowiak en el trabajo defensivo, y también metió a Reyes ( ojo a la actuación del utrerano ) sentando a Vitolo, que no tuvo su noche. Con los dos cambios, el Sevilla ganó aún más profundidad y frescura y, de paso, control de balón con el utrerano y Banega como directores, y un Aleix Vidal que no paraba de correr en ningún momento.

Los cambios de Unai y el realizado por Luis Enrique, sentando a Neymar en el minuto 73 y dando entrada a Xavi, ha provocado en la prensa catalana un achaque al técnico asturiano. Lucho buscaba posesión para volver a dormir al Sevilla y la gente lo entendió como un paso atrás para cerrar un partido que se le acabaría escapando. Y si se les escapó a los visitantes fue producto de un error de Gerard Piqué en la salida de balón, que fue robado por Reyes, que dribló, se fue de Busquets, se zafó de la defensa de Rakitic y filtró un pase entre líneas para que Aleix Vidal superase a Mathieu en velocidad y centrase para que Gameiro ( lo había olvidado, el último cambio de Unai por Bacca ) mandase el balón al fondo de las redes azulgrana. Un suplente perfecto, que no se queja, que rinde, que curra, que hace currar, y que marca. pocos como el francés que es hidolatrado por todo el Pizjuán. 2-2 minuto 83, y Nervión enloquecía, y hacía enloquecer la liga, haciendo que el líder que hasta ese día había ganado 21 de 22 partidos, pinchara en el feudo nervionense.

                                        El gol de Gameiro da un punto de lucha al Sevilla. 

El Barcelona no se lo creía, después de la primera parte realizada, con las que había tenido y que no le sirviese para batir a un gigante en su estadio. Y es que son ya 32 partidos sin perder, jugando con el corazón, dando hasta el último soplo de aliento que le quede a cada uno de los que saltan a la trinchera de Nervión, un campo de batalla donde, el que quiera algo positivo, debe luchar y de que manera. El Barça se puso nervioso y ya no enlazaba tres pases, y el Sevilla siguió con su asfixiante presión para amarrar un punto y volver loca a su gente, que se entregó con el carácter y la actitud de sus futbolistas. Llegó el final del choque, y con él, el delirio en la grada, que ya disfrutaba de un nuevo partido de su equipo, contra el líder de la liga, y sin conocer la derrota. El final del choque dio paso a los reencuentros, sobre todo uno muy especial: el de Ivan Rakitic con la que ha sido, es y será siempre, la afición de su Sevilla. 

                                       Punto vital de un Sevilla que nunca dejó de luchar.

El croata se despidió de sus ex compañeros, se fundó en un abrazo con el cuerpo técnico y se quedó sólo, en el medio del campo, para que TODO EL ESTADIO le ovacionara como lo que es: un jugador 10 de los pies a la cabeza que se encargó durante toda la semana de declarar que " llevaba y llevará al Sevilla siempre en su corazón ", y se dirigió hacia ese mágico Gol Norte de Nervión, donde el corazón le latía a mil por hora, y se fue desprendiendo de cada una de las prendas, como si en cada prenda mandase mil y un gestos de agradecimiento por tanto apoyo y tanto cariño recibido por la hinchada hispalense. Grandísimo momento vivido en el final del partido. Rakitic abandonó Nervión besando el mágico césped de la que ha sido, es y será su casa eternamente, la que lleva en el corazón, aunque defienda otra. Momentos inolvidables para un "croata sevillano" que demostró ser un señor y el Sánchez Pizjuán así se lo hizo reconocer.



Escrito por: @MDavidCorrea


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