Esto es
fútbol, y el Nápoles lo ha vivido en su máximo esplendor. El equipo italiano se
enfrentaba en semifinales con la cenicienta, el Dnipro, pero tras un empate a
uno en la ida, el equipo de Rafa Benítez acabó cayendo en Ucrania gracias al
solitario tanto de Seleznyov tras el descanso, quienes estarán en Varsovia
enfrente del vigente campeón, el Sevilla.
Los italianos
comenzaron con el dominio claro del encuentro, conscientes de que el empate les
mandaba a casa. Higuaín dispuso de dos ocasiones para abrir el marcador, pero
las desperdició las dos. Primero en un mano a mano ante Boyko que no supo
terminar, y luego en un cabezazo que se perdió por bastante poco.
Los
ucranianos no se amilanaron, ni nada parecido, aguantaron el arreón inicial y
comenzaron a desesperar a los italianos con un juego rápido y directo. Avisaron antes del descanso con una peligrosa llegada de Konoplyanka que estaba
haciendo estragos por su banda. Y ya en la segunda parte, este mismo puso un centro
dónde apareció Seleznyov para rematar con su alma y con el de los 70.000
aficionados del estadio para adelantar al Dnipro.
La
desesperación del equipo de Benítez se vio reflejada en la poca precisión de
tres cuartos para arriba, ninguno de los de arriba olía bola, y cuando lo hacían era el guardameta Boyko quien desbarataba ocasiones, aguantando a la perfección
los últimos minutos. Cuanto más avanzaba el tiempo más se lo creía el Dnipro y
menos el Nápoles.
Callejón
acabó empujando a Konoplyanka cuando éste se marchaba sustituido, pero nada
podría frenar el ímpetu local, que aguantó, aguantó y finalmente estará en
Varsovia acompañando al Sevilla en la pelea por la UEFA Europa League.
Tal vez
no tenían derecho a soñar tan grande, pero ahora este modesto equipo ucraniano
se ha ganado el respeto de toda Europa.
Escrito por: @carlos2gogo